miércoles, 20 de marzo de 2013

El Informe Foessa 2013 muestra una sociedad fracturada a causa del severo aumento de la desigualdad



Cáritas. 20 marzo de 2013.- El Informe 2013 de la Fundación FOESSA, que se ha se presentado esta mañana en Madrid bajo el título “Desigualdad y derechos sociales Análisis y perspectivas”, muestra de manera contundente la dimensión de los efectos sociales de la crisis en las personas más pobres.


 Una sociedad fracturada

Si con motivo de la presentación, hace un año, del primer Informe anual de FOESSA, rel secretario general de Cáritas Española, Sebastián Mora, hablaba de “una pobreza más extensa, intensa y crónica”, los datos del Informe 2013 indican que ese proceso de empobrecimiento se ha profundizado en extensión e intensidad. Sin embargo, el hecho más destacado es, como ha alertado Mora, “el incremento severo de la desigualdad social que nos muestra una sociedad fracturada”.

“La fractura social –ha asegurado el secretario general de Cáritas durante la presentación del Informe-- se ha instalado entre nosotros y con el tiempo cada vez será más difícil que las personas empobrecidas puedan salir de la exclusión”. Es más, este “incremento de la desigualdad ha venido acompañado de una disminución de los recursos de protección social pública en su vertiente redistributiva y asistencial”.

Aumenta la brecha social

La brecha que se ha abierto entre las personas empobrecidas y las personas con más posibilidades de acceso a bienes y servicios es alarmante. Según datos del Informe, que ha detallado el coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas, Francisco Lorenzo, los ingresos medios de las personas más ricas de España es siete veces superior al nivel medio de ingresos de quienes tienen menos rentas. Y desde el comienzo de la crisis, esta diferencia se ha incrementado en un 30%.

Década perdida para el nivel de rentas

Al analizar el comportamiento de la renta per cápita, el Informe constata que las cifras actuales son muy similares a las que existían hace más de diez años, lo que invita a pensar en más de una década perdida. Es decir, la renta de 18.500 euros que en promedio recibieron los españoles en 2012 es inferior en términos de capacidad adquisitiva a la que ya existía en el año 2001. Asimismo, desde 2007 la renta media ha caído un 4%, mientras que los precios se han incrementado en un 10%, lo que ha provocado un deterioro de las rentas de los ciudadanos españoles sin parangón en las últimas décadas.

Para los autores del Informe, el rasgo más preocupante de la evolución de la renta en la crisis es el aumento sin precedentes de la desigualdad en su distribución, ya que desde 2006 los ingresos de la población con rentas más bajas han caído cerca de un 5% en términos reales cada año, mientras que el crecimiento correspondiente a los hogares más ricos ha sido el mayor de toda la población.

Efecto de la destrucción de empleo y los recortes

La destrucción de empleo y la moderación salarial han sido determinantes en la reducción del nivel de renta de los hogares españoles, a lo que cabe sumar el efecto negativo sobre la renta disponible que han tenido tanto algunos de los cambios en las prestaciones sociales (reducción de las cuantías de la prestación contributiva de desempleo) como las mayores exigencias para percibir el subsidio y el aumento de algunos impuestos (incremento de los tipos marginales del IRPF y de los tipos del IVA).

La evolución del empleo es uno de los factores que más están contribuyendo al deterioro de la situación social de un número cada vez mayor de hogares, si se tiene en cuenta que durante el año 2012 el mercado de trabajo registró los que probablemente pueden caracterizarse como peores resultados de la etapa democrática.

Niveles de desigualdad más altos de la UE

Todo ello explica que los indicadores de desigualdad en España arroje los niveles más altos de la Unión Europea. Y de cara al futuro, alerta Francisco Lorenzo, “existe un riesgo notable de que el ensanchamiento de las diferencias de renta entre los hogares españoles se enquiste en la estructura social”. En su opinión, “procesos de dualización social como este conllevan riesgo real de ruptura, lo que significa que el no dotarnos de los mecanismos redistributivos necesarios supone empujarnos a la fragmentación social”.

El porcentaje de hogares en los que todos los activos están sin trabajo ha aumentado del 2,5% del total al 10,6% del total de hogares En términos absolutos, el Informe indica que se ha pasado de 380.000 hogares en esta situación antes de la crisis a más de 1.800.000 a finales de 2012.

Para Lorenzo, “en un contexto como el actual, asistimos a la transformación del empleo no solo en términos cuantitativos, sino en cuanto a su naturaleza y al lugar que ocupa en el imaginario colectivo de nuestra sociedad: si bien hace 5 años estábamos a la cabeza de Europa en la generación de empleo, trabajar hoy no es ya un derecho, sino que parece haberse convertido en un privilegio”.

Invisibilización de los más pobres

Los datos del Informe FOESSA indican a que asistimos a un proceso de empobrecimiento que eclipsa a los más pobres. Como ha denunciado Sebastián Mora, “se está dando una especie de invisibilización de la pobreza y de la exclusión severa por saturación y extensión de la pobreza. La pobreza severa se ha incrementado de manera importante y esto nos habla de personas más allá de las fronteras de la dignidad. Estamos borrando las fronteras de la dignidad humana en este contexto social que vivimos.

Para el secretario general de Cáritas “la erosión de las políticas sociales han mostrado su impacto especialmente en los colectivos más vulnerables y es también evidente cómo nos hemos olvidado de los pueblos del Sur, hemos excluidos continentes y países de nuestro pensamiento, de nuestra solidaridad, de nuestro compromiso”. De hecho, la evaluación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y las políticas de cooperación (ADO) que se analizan en el Informe muestran un horizonte desalentador.

El escándalo de la pobreza

A modo de conclusión, el Informe FOESSA 2013 dibujan una realidad social en España donde los mecanismos de aseguramiento de la sociedad se han debilitado y las políticas de austeridad han generado una mayor vulnerabilidad de la sociedad española.

Al mismo tiempo, los recortes en los servicios públicos de bienestar pueden suponer una ruptura definitiva para los más pobres. Es decir, si la austeridad vulnera los derechos sociales, estamos abandonando a los más pobres.

Como ha advertido Francisco Lorenzo, “nuestra apuesta por los derechos sociales dará cuenta de los valores que realmente tenemos como sociedad, pues solamente seremos democracia si garantizamos los derechos sociales de los más vulnerables”.

“Si es verdad que siempre la pobreza y la exclusión hieren el corazón –ha añadido Sebastián Mora--, la desigualdad es un escándalo ético y político. Como me decía hace un tiempo una campesina salvadoreña `la pobreza nos asusta pero la desigualdad nos indigna´”.

LA FUNDACIÓN FOESSA

La Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) se constituyó en 1965 con el impulso de Cáritas Española ante la necesidad de conocer la situación social de España de forma objetiva y persistente como alternativa y complemento a las iniciadas políticas de desarrollo creadas en nuestro país en esos momentos.

Desde su origen, los Informes sobre la situación y el cambio social de España (1967, 1970, 1975, 1980-83, 1994 y 2008) han señalado la importancia de conocer la situación social de España a través del análisis de los procesos en que se manifiesta la evolución social, así como las estructuras y tendencias que se corresponden con esos procesos.

Junto al equipo técnico de la Fundación, y a los miembros de su Patronato, la Fundación FOESSA --que preside Rafael del Río Sendino, presidente de Cáritas Española-- está compuesta por un Comité Técnico y un Consejo Científico del que forman parte investigadores de diferentes Universidades españolas, con el cometido de orientar las líneas de trabajo y las actividades de los Informes FOESSA.

Además, la Fundación cuenta con la participación de investigadores especializados que conforman una red integrada por más de 60 expertos en pobreza, desigualdad, privación, exclusión social, políticas sociales, cohesión social, cooperación internacional, sociedad civil, derechos sociales, desarrollo sostenible o política internacional

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Situación social en Aragón 2012. Personas, familias y sociedad



Informe elaborado por Marea Naranja- Aragón

De la presentación del informe:

Existe una preocupación generaliza en todos los ámbitos de la sociedad aragonesa por la situación en la que la crisis está poniendo a miles de personas y familias.

Son muchas las personas que nos preguntamos hasta donde será posible que soporten la carencia de ingresos y, sobre todo, la falta de expectativas.

En este informe, elaborado por profesionales de los Servicios Sociales en
Aragón, queremos perfilar los rasgos de esta situación para que la sociedad aragonesa, los y las ciudadanos y ciudadanas, las organizaciones sociales y los y las responsables de las instituciones, puedan apreciar sus dimensiones y sus riesgos.

Lo haremos ofreciendo datos pero, sobre todo, la percepción que nos permite apreciar nuestro contacto directo, como profesionales de los Servicios Sociales, con muchas de las situaciones más dramáticas que esta crisis está produciendo. Datos y vivencias que se complementan para ofrecer esta visión sin aditivos de la sociedad aragonesa en este año 2012, año en el que la crisis y las decisiones que están llevando a cabo los gobiernos nos están afectando con especial virulencia.
Realmente nos encontramos en una situación excepcional y muy preocupante.

Todo el mundo lo sabe. Los profesionales de los Servicios Sociales hemos estado siempre preocupados por los más débiles, por aquellas personas que no sólo tenían más dificultades que el resto para llevar una vida digna y para participar activamente en la vida social. Hoy los más débiles somos, o podemos ser, la inmensa mayoría de la población, como el presente Informe va a poner de manifiesto.

En consecuencia, ya no estamos apelando sólo a la solidaridad con los más necesitados, sino a evitar que siga ampliándose esta enorme fractura social que hace que un reducido grupo de privilegiados vea aumentar su poder y su riqueza en medio de esta crisis, mientras que el resto vemos reducirse nuestra expectativas de futuro, nuestra calidad de vida y nuestra capacidad de participación social.


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miércoles, 26 de septiembre de 2012

El sistema impositivo español es profundamente injusto

La estructura impositiva de España (la forma a través de la cual el Estado obtiene ingresos) es profundamente injusta. A pesar de que el sistema tributario español fue diseñado para respetar los principios de justicia y equidad, las reformas legislativas de los últimos años y otras particularidades propias de la globalización económica han deteriorado ampliamente el procedimiento por el que los agentes económicos pagan sus impuestos hasta dejarnos un sistema fiscal altamente injusto e ineficaz. Mientras que sobre el papel consta que disfrutamos de un Estado que recauda impuestos de manera justa y adecuada (esto es, de forma que los que más tienen más paguen), en la práctica esos atributos están muy lejos de cumplirse. Veamos ahora por qué ocurre esto.
Comencemos analizando los diferentes tipos de impuestos que existen y su importancia en cuanto a recaudación. En el siguiente gráfico se muestra el peso de los distintos impuestos sobre el total recaudado.

El impuesto más importante y del que más dependen los ingresos es el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que supone el 40% de todos los ingresos del Estado. Éste es un impuesto en teoría progresivo (es decir: justo, porque pagan más los que más renta tienen), pero que en la práctica -por una serie de características que enseguida comentaremos- no presenta los requisitos de progresividad que lo habrían de convertir en un impuesto justo y adecuado.
El segundo impuesto con más peso es el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), que recauda el 22% de los ingresos al Estado. Este impuesto se basa en el consumo y es profundamente regresivo (injusto), porque paga lo mismo un multimillonario que una persona sin ingresos. Exactamente lo mismo ocurre con los Impuestos Especiales, que suponen el 12% de todos los ingresos. Los impuestos especiales son impuestos al consumo para determinados productos (como alcohol, tabaco, carburantes, etc), y son tan regresivos como el IVA porque todos los consumidores pagan lo mismo independientemente de su renta.
El tercer impuesto en peso es el Impuesto de Sociedades, que grava los beneficios de las empresas y que conforma el 13% de todos los ingresos. Este porcentaje es menor del que debería ser, puesto que a pesar de que las grandes empresas deberían pagar el 30% de sus beneficios y las pequeñas y medianas empresas el 25%, Hacienda solo ingresa el 9,9% de las ganancias empresariales. Esto es así porque las empresas (principalmente las grandes) encuentran numerosas vías legales (y también ilegales) para evadir impuestos.
Ahora detengámonos un poco en el impuesto que tiene más peso: el IRPF. Éste grava la rentaobtenida por las personas físicasresidentes en España, y recoge tres formas diferentes de obtener renta: 1) Rendimientos del trabajo, que es la renta obtenida por los asalariados; 2) Rendimientos de capital, tanto mobiliario (por ejemplo los dividendos de unas acciones) como inmobiliario (renta obtenida por alquilar un bien inmueble); y 3) Rendimientos de actividades económicas, que es la renta obtenida por los pequeños empresarios, autónomos y profesiones liberales.
Pues bien, tal y como se puede observar en el gráfico siguiente, el 85% de toda la recaudación del IRPF se basa sobre las rentas del trabajo (es decir, la población que trabaja y está en nómina), mientras que las rentas del capital y de actividades económicas aportan solo el 15%.

Lo anterior quiere decir que la cuantía recaudada por el IRPF en España queda explicada casi en su totalidad por los impuestos que pagan los trabajadores asalariados. Y esto no se justifica solo porque el número de asalariados sea mayor que el número de personas que tienen rentas del capital (que lo es), sino porque los rendimientos del trabajo tributan a tipos superiores a los de la renta del capital. En efecto, las rentas derivadas del capital tributan en la práctica solo el 10%, mucho menos que el promedio de lo que pagan las rentas del trabajo (entre un 28% y un 32%). La explicación a este fenómeno la encontramos atendiendo a dos particularidades: por un lado, los legisladores españoles consideran que los asalariados deben pagar más por su renta que aquellos que tienen rendimientos del capital, y eso les ha llevado a incrementar durante los últimos años la diferencia entre ambos tipos de renta: entre 2000 y 2009 los impuestos que pagan las rentas del trabajo han aumentado un 5,4%, mientras que los que pagan las rentas que obtienen los capitalistas han disminuido en un 15,9%. Por otro lado, las rentas del capital son mucho más flexibles que las del trabajo, por lo que sus poseedores pueden acogerse a numerosas artimañas fiscales para tributar en menor cuantía; algo que resulta imposible para los asalariados.
Esta distinción de tipos impositivos obviamente beneficia a las personas que obtienen rentas de capital, ya que acaban pagando menos impuestos –proporcionalmente- que los trabajadores por cuenta ajena. Y curiosamente (o no) estas personas son las más adineradas: la mayor parte de los ingresos que declaran las rentas altas en el IRPF procede de rentas del capital y solo el 28% del trabajo. En otras palabras, el dinero que obtienen las personas más ricas proviene fundamentalmente de las actividades de capital (que tributan mucho menos que las actividades laborales). Y al contrario, las personas con menor renta ganan dinero fundamentalmente a través del rendimiento de su trabajo (que tributa mucho más que la renta del capital). Como consecuencia, de todos los declarantes del IRPF los más ricos terminan pagando menos impuestos -en proporción- que los de renta media.
Es tan absurdo este sistema que se da el caso de que en España las personas que cobran más de 600.000 euros pagan en la práctica el 27′4% de lo que ganan y los que cobran 120.000 euros pagan el 302%. Es decir, los primeros pagan menos proporcionalmente que los segundos a pesar de ganar muchísimo más dinero. Y este fenómeno ha sido intensificado durante los últimos años: lo que pagan realmente las clases medias ha disminuido en los últimos 15 años un 2,3%, frente a la rebaja del 37,6% para las rentas más altas.
Todo ello hace que el IRPF no sea un impuesto progresivo, a pesar de haber sido diseñado para serlo. La realidad no se corresponde con la teoría: el IRPF no es el impuesto justo que debería ser.
Recapitulemos. El estado español tiene un sistema impositivo injusto principalmente por las tres razones siguientes:

  1. Un 34% de todo lo recaudado proviene de impuestos muy regresivos (un 22% de IVA y un 12% de Impuestos Especiales), por el que los consumidores pagan lo mismo independientemente de su renta. No es justo que un multimillonario pague lo mismo que una persona sin recursos.
  2. Un 44% de todo lo recaudado proviene del IRPF, que a pesar de ser un impuesto teóricamente progresivo, en la práctica no lo es. No es justo que una persona de renta alta pague menos proporcionalmente que uno de renta media.
  3. Solo un 13% de todo lo recaudado proviene del Impuesto de Sociedades. No es justo que las 10 mayores empresas del IBEX, que obtienen desorbitados beneficios, terminen pagando en torno a un triste 17% mientras las pequeñas y medianas empresas pagan aproximadamente el 23%.
En España las grandes fortunas y las grandes empresas pagan proporcionalmente menos impuestos que las clases medias, y así seguirá ocurriendo mientras este sistema impositivo no se vea profundamente modificado.